Es posible que en el momento del «calentón» no acertara a vaticinar las consecuencias.
Josi Joseph era la persona detrás de un perfil anónimo en la popular red de «microblog» Twitter hasta que fue pillado con las manos en la masa. Después de lanzar numerosos mensajes insultantes y críticos con la política llevada a cabo desde la Casa Blanca, el actual Gobierno de EE.UU.
decidió mandarle a casa despedido la pasada semana.
Hasta el momento, desempeñaba el cargo de director de la sección de no proliferación del personal de Seguridad Nacional de la Casa Blanca y no sabemos si estaba convencido de que no dejaría rastro algo después de revelar información interna durante los últimos dos años. Y es que el poder de un «tuit» es asombroso, aunque el gobierno norteamericano decretó en 2011 que criticar al jefe en redes sociales no es motivo de despido.
Criticar al jefe está a la orden del día. No son pocos los que diariamente se quejan de cómo son tratados en sus ambientes laborales, de las tareas que sacan adelante o de, simplemente, lloriquear cual niño enfrentado a la manía del profesor. A modo de desahogo o para volcar la ira, los usuarios han hecho de las redes sociales un tótem de la comunicación social de conflictos verbales.
«
Las redes sociales son transparentes y no somos para nada conscientes de su alcance. Creemos que lo que publicamos en Twitter solo va a salir en su entorno, pero si un seguidor que tiene mil seguidores lo replica llega a mucha gente. No tenemos esta consideración de las rede sociales. En ellas expresamos lo que realmente somos. Los mensajes están lleno de nuestros valores y rastrear a alguien en la Red es muy fácil, aunque incluso hables con pseudónimos», explica
Raquel Caballero, coach de Inteligencia Emocional, al diario ABC.
La de este funcionario americano es el primero ni, posiblemente, será el último al que le relegan de su cargo por traspasar esa línea de lo políticamente correcto. Como en las redes sociales, al final y aunque se crea que no, todo se ve, mensajes y fotos pueden llegar al entorno de responsables de organizaciones que, visto aquello, dan un golpe en la mesa. La era digital es lo que tiene. Para bien y para mal.
Lo que podía ser visto como un chiste se convirtió en una broma machista de mal gusto. Un desarrollador que trabajaba para la «startup» Playhaven publicó un chiste sexual a otro compañero que se encontraba a su lado sobre una joven de la empresa de mensajería SendGrid, quien decidió subir una foto de los «bromistas». La repercusión que generó en el marco de la conferencia de desarrolladores de PyCon fue el detonante para que fueran despedidos.
Transparentes
«No tenemos cultura de gestionar los conflictos delante de las personas. Buscamos siempre la parte de llevar razón, así que ¡imagínate en las redes sociales! Las que están cogiendo rienda suelta a esto son las grandes empresas, que están utilizando estos canales para controlar una buena reputación y resolver conflictos», agrega esta experta. «No tenemos consciencia de que no solo nos escuchan cuatro personas. Nos volvemos tremendamente transparentes».
Otro caso a valorar es el de
Pierre Salviac, periodista francés de la radio RTL especializado en rugby,
que fue despedido hace un año de la emisora tras haber publicado un «tuit» sexista contra sus compañeras periodistas y la que es la primera Dama de Francia
Valérie Trierweiler. En su perfil escribió: «A todas mis compañeras, os digo: Sexo útil, tenéis una oportunidad de convertiros en primera Dama de Francia». La esposa del presidente galo
François Hollande es periodista.
«Es importante saber por qué quieres estar en una red social primero. Los reclutadores cuando quieren encontrar a un nuevo empleo siempre lo contrastan en las redes sociales. No sabemos que es un altavoz de quien tú eres. Todos somos importantes en nuestro entorno y allí donde pongamos nuestra huella. Tal como eres de persona eres como profesional, no puedes separar ambas cosas», sugiere.
Pensar dos veces antes
Por esta razón resulta indispensable pensar dos veces bien a la hora de criticar al jefe, y llevar mucho cuidado con lo que uno dice en este universo social cada vez más grande. Porque todo, al final, cae en un saco como la web
Eresloquepublicas.com que recoge una serie de «tuits», perfectamente actualizados
, críticos que pueden ser considerados como acoso, ciberbullying, robo de identidad o «phising». Es un interesante proyecto impulsado por unos jóvenes mexicanos que hace frente a una problemática actual.
Es una web similar a Fire Me, creada en Alemania, que rastrea en Twitter palabras relacionadas con el descontento laboral.
«Internet es como un gran hermano, pero en lugar de cámaras hay cookies», replica
Juan Merodio, experto en social media y nuevas tecnologías. Altercados como los de Lord Alistair McAlpine (antiguo tesorero del Partido Conservador británico y asesor de la primera ministra Margaret Thatcher acusado de haber abusado de una docenas de menores en los años setenta el informaciones que después se demostraron falsas) y
que exigía compensaciones económicas a varios miles de «tuiteros» que se hicieron eco de la noticia sin ser cierta, rozaba hasta el surrealismo.
«Querer dar un castigo ejemplar a ciudadanos que simplemente se hacen eco de informaciones y expresan su sentir al respecto a través de las redes sociales no es justo. Bien es cierto que uno antes de lanzar un 'tuit', y más cuando se trata de un tema delicado como el abuso de menores, debe comprobar si es cierto o no, pero por otro lado querer castigar económicamente a los usuarios de la red o demonizar el impacto de las redes sociales no es la solución», considera.
Lo cierto es que, para entendernos, las redes sociales serían como el patio de vecinos de toda la vida. «Las redes sociales, para bien y para mal, hacen correr como la pólvora las noticias y en algunos casos se puede hacer daño a terceros si lo que se difunde no es cierto y roza la difamación, pero criminalizar y penalizar con una multa a alguien que retuitea un link o se hace eco de un comentario, no es la manera de tratar un problema. Es como si en un patio de vecinos se penalizará económicamente a cada inquilino de la comunidad que comenta que se ha enterado o que comenta tal o cual noticia», lamenta.
Y en ese patio, interior y con mucha luz, los personajes de trascendencia pública están en el ojo del huracán. Sus palabras, miradas con lupa, son malinterpretadas en ocasiones y reciben un torrente de respuestas. Como nacidas de la nada, de repente sus perfiles se llenan de comentarios, algunos calificados de deleznables y fuera de lo estrictamente asumible. Casos de meteduras de pata son habituales. Cantantes como
David Bisbal,
Amaia Montero, políticos como
Elena Valenciano -ahora fuera de esta plataforma- o
José Antonio Monago, o deportistas como
Sergio Ramos -un habitual en esto de las meteduras de pata-
han recibido «bofetones sociales» en más de una ocasión. «Los personajes públicos deberían dar un curso de redes sociales para evitar meteduras de pata que afectan a su imagen», señala.
Opinión:
En mi opinión, los personajes públicos deberían tener cautela a la hora de mostrar sus opiniones ya que como he dicho antes son públicos y sus palabras pueden influenciar mucho en las personas. El hecho de que por ejemplo un cantante insulte por Twitter puede tener dos consecuencias:
En primer lugar, que genere influencia en los más vulnerables: los jóvenes. Al leer la opinión de su ídolo pueden actuar de la misma manera cuando quizás no es lo que realmente piensan, simplemente que se han dejado influenciar.
En segundo lugar, que pierdan apoyo popular. Por ejemplo, si David Bisbal se opone al matrimonio homosexual y lo plasma en Twitter, posiblemente genere mucha polémica y pierda fans ya que algunos se sentirían insultados.
En conclusión he de decir que por un lado los personajes públicos deben tener cuidado a la hora de expresarse ya que pueden utilizar palabras incorrectas, y por otro lado realizo una llamada de atención para las personas que se dejan influenciar, pues no hay nada mejor que ser independiente y tener una opinión propia basada en argumentos SUBJETIVOS.