Alternativa al tabaco: los cigarros electrónicos
Día a día todos podemos observar, ya sea caminando por la calle, en carteles o anuncios, los infinitos efectos perjudiciales del tabaco. Son numerosas las personas que siguen este nocivo hábito, al igual que son numerosas las personas que están intentando dejarlo. Para ello, y debido a que, al fin y al cabo, el tabaco es una droga, estas personas utilizan desde parches y chicles de nicotina hasta los nuevos cigarros electrónicos, esos aparatos que poco a poco se hacen un hueco en el mercado mundial. De estos cigarros es precisamente de lo que voy a hablar en esta noticia.
Basándome en lo que he podido leer en esta noticia de El País, este nuevo concepto de cigarrillo, en el que lo que se aspira es el vapor de un líquido que previamente ha sido comprado, está empezando a ser demacrado con publicidad que sólo muestra la parte perjudicial del mismo. Y es que, a pesar de que no sea un producto ni mucho menos saludable, en mi opinión, no tiene nada que ver con el tabaco. A este nuevo cigarro se le pueden añadir líquidos de múltiples sabores, desde cereza hasta menta, pudiendo escoger si se quiere que contenga o no nicotina. Y pongo especial énfasis en el hecho de la elección, ya que en el tabaco convencional no solo hay nicotina,sino que ésta se encuentra junto a miles de otras sustancias nocivas que conforman desde el papel hasta el propio tabaco y boquilla, como el alquitrán y el monóxido de carbono.
¿Cómo es, entonces, que hayan anunciado hasta por televisión sus desventajas? A mi parecer, la respuesta es muy sencilla: economía. Las industrias tabaquera y farmacéutica están comenzando a notar una importante bajada de ingresos debido a la difusión de este cigarro electrónico, y están empezando a llevar a cabo campañas en contra de aquello que les hace competencia. No sería de extrañar que de aquí a unos meses se vete el comercio de este nuevo cigarrillo, que esté disponible sólo en farmacias o que su precio se dispare con la imposición de los elevados impuestos.
En conclusión, pienso que a pesar de que este nuevo instrumento también sea perjudicial, es una alternativa más que factible para aquellas personas que no son capaces por sí solas de dejar su adicción. Aún así, todavía queda por ver si será censurado.
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